De la mar y los barcos


Recuerdos del pasado. Grandes tragedias navales: “Empress of Ireland” (1914)

Manuel Marrero Álvarez (*)

En mayo de este año 2014 se conmemoró el centenario del naufragio del trasatlántico inglés «Empress of Ireland», hundido en el río San Lorenzo de Canadá, al ser abordado por el carguero noruego «Storstad», en medio de una densa niebla que agravó la serie de acciones desacertadas tomadas desde los puentes de mando de ambos buques. Las circunstancias dramáticas que influyeron en el desastre, unido al gran número de víctimas, especialmente pasajeros superando en ocho a los fallecidos en el “Titanic”, hacen  que esta espantosa catástrofe sea considerada uno de las peores naufragios ocurridos en tiempos de paz y para los canadienses, la peor tragedia marítima de su historia

Sólo el hecho de que poco más tarde cayera asesinado en Sarajevo el archiduque de Austria Francisco Fernando y su esposa Sofía, que desencadenó el comienzo de la terrible Primera Guerra Mundial, así como también que estuvieran aún presentes en la memoria de todos las escalofriantes escenas  del hundimiento del “Titanic” ocurrido dos años antes, pudo influir a que el nivel de la noticia de este desastre no tuviera la repercusión que realmente le correspondía, por su trágica dimensión y elevado número de fallecidos y pasara a la historia casi desapercibida.

Elegante estampa marinera del trasatlántico «Empress of Ireland»

Suntuosa escalera de acceso a la cámara de primera clase

El trasatlántico “Empress of Ireland” estaba operado por la Canadian Pacific Steamship Company  y cubría el servicio entre Quebec (Canadá) y Liverpool (Reino Unido). Era un buque de 14.191 toneladas de registro bruto; 182 metros de eslora y 20 metros de manga. Tenía una capacidad de 1.580 pasajeros y la dotación estaba compuesta por 420 tripulantes. Fue construido en Escocia y entró en servicio en enero de 1906. En su último y fatídico viaje estaba mandado por  Henry George Kendall, que había tomado el mando dos semanas antes y realizaba su primer viaje como capitán en dicho buque. Anteriormente logró fama por su participación en la captura  a bordo del vapor a su mando «Montrose», del dr. Hawley Harvey Crippen, buscado por Scotland Yard por haber decapitado a su esposa.

Nada hacía presagiar tal espantoso final, cuando a las 16,30 horas del 28 de mayo de 1914,  con cielo despejado y buena visibilidad, soltó amarras, levó anclas y con práctico a bordo inició su travesía por el río San Lorenzo, para ajustarse a su itinerario previsto, como era adentrarse unas horas más tarde en el Golfo del mismo nombre y posteriormente meter su máquina toda avante en el Océano Atlántico con destino a Liverpool.  En este viaje iban a bordo 1.477 personas, entre  pasajeros y tripulantes.

Henry George Kendall, capitán del «Empress of Ireland»

Alrededor de la medianoche, el buque llega a Father Point , cerca de la ciudad de Rimouski y desembarca el práctico que lo había sacado del puerto de Quebec, reanudando a continuación el viaje largo a mar abierta. Poco más tarde, el capitán Kendall, que permanecía en el puente de mando, con excelentes condiciones meteorológicas para la navegación, divisa al carguero «Storstad», a unas seis millas de distancia, que subía el río con 10.400 toneladas de carbón destino  a Montreal. El trasatlántico inglés,  que quería ganar tiempo para entrar cuanto antes en el mar, se dispuso realizar el cruce con el carguero noruego por estribor, aunque las regulaciones náuticas establecen que deben hacerse por babor.

Seguramente nada hubiera ocurrido si la situación meteorológica hubiera permanecido inalterable, porque la visibilidad era muy buena,  pero a las dos de la madrugada un denso banco de niebla envolvió a ambos buques y aunque el capitán del “Empress of Ireland” paró máquinas y lanzó tres silbos cortos para informar que estaba detenido, no pudo evitar que el «Storstad», que había maniobrado para cruzar por babor, impactara  violentamente contra el costado de estribor, en su parte central, sufriendo daños de gran magnitud, debido principalmente a que el carguero noruego tenía el casco reforzado para navegar por aguas heladas, en especial su proa de rompehielos,

El buque noruego «Storstad», atracado tras el abordaje

Así quedó la proa del buque «Storstad»

El trasatlántico «Empress of Ireland» se escoró rápidamente a estribor, cuando la gran mayoría del pasaje dormía, falleciendo ahogados prácticamente todos los que ocupaban camarotes en dicho costado. Minutos más tarde, el buque cae violentamente sobre esa misma banda, arrastrando a cientos de pasajeros y tripulantes a las aguas gélidas del río San Lorenzo. Acto seguido, levanta su popa y desaparece  bajo las aguas el esbelto barco, dejando tras de sí, un reguero de muerte y desolación. Lo mismo que en el «Titanic», cientos de pasajeros y tripulantes  murieron por hipotermia, a pesar de la rapidez en que muchos de ellos fueron rescatados, en especial por el «Storstad» que permaneció a flote, por haber sufrido solo daños en su proa y dos buques de la Royal Canadian Navy, «Lady Evelyn» y «Eureka», que habían recibido el agónico y único SOS del vapor siniestrado que se hundía irremisiblemente en pocos minutos. Uno de los supervivientes fue el capitán Kendall, arrojado al mar cuando el buque se tumbó sobre su costado de estribor. Logró nadar hasta un bote salvavidas y desde el mismo, tomar el mando en las operaciones de rescate, salvando muchas vidas que iba dejando en el buque que les había embestido.

Finalmente, las cifras de víctimas de esta espantosa catástrofe fueron aterradoras. De los 1.057 pasajeros, 840 fallecieron (134 niños, 269 mujeres y 437 hombres). Solo se salvaron 217, entre ellos, 4 niños, 41 mujeres y 172 hombres. En cuanto a los 420 miembros de la tripulación,  fallecieron 172 y se salvaron 248.  Como puede verse, el tremendo drama queda agravado, al contemplar que del total de los 138 niños que viajaban, fallecieron todos menos cuatro y de las 310 mujeres, solo se salvaron 41. Una de las cuatro niñas que sobrevivió, de nombre Grace Hanagan Martyn, perdió en el naufragio a sus padres y un hermano menor. Ella, única superviviente de la familia,  falleció  en Ontario el 15 de mayo de 1995 a la edad de 88 años.

El hundimiento fue muy rápido y el número de víctimas muy elevado

Entre las víctimas se encontraba el actor inglés Lawrence Irving y su esposa la actriz Mabel Hackney, que regresaban de un exitoso tour por Canadá; sir Henry Seton, miembro de la Cámara de los Comunes británica; major Henry Lymon y su esposa, millonario canadiense, dueño  de la mayor empresa farmacéutica de Canadá; 167 componentes de la banda canadiense del Ejército de Salvación, que viajaban a Londres para una convención internacional  y numerosas personalidades inglesas y norteamericanas.

Después del desastre vinieron las consabidas Comisiones de Investigación, para exigir responsabilidades y escuchar la frase  constante y angustiosa del capitán Kendall increpando  al del «Storstad», Thomas Andersen, «has hundido mi barco», «has hundido mi barco», para llegar a la conclusión por parte de los miembros de la citada Comisión, declarando culpable al primer oficial del barco noruego Alfred Toftenes, de guardia en el puente de mando,  por alterar el rumbo durante la niebla, provocando la colisión y no llamar antes al capitán que se encontraba descansando en su camarote. Dichas Comisiones de Investigación estaban casi siempre presididas por el juez británico John Charles Bigham, primer vizconde de Mersey, que no se perdía una allá donde las hubiere. Estuvo en las del «Titanic», «Empress of Ireland», «Falaba», «Lusitania» etc., dejando la mayoría de las veces muchas dudas en el dictamen final, tantas como que el capitán del «Storstad» le llegó a llamar «tonto» y que recurriría la sentencia.

Un momento del juicio que pretendió determinar responsabilidades

Se sabe que Alfred Toftenes no volvió a navegar y murió en New York cuatro años más tarde, en 1918. Está enterrado en el cementerio de Green-Wood en Brooklyn. En cuanto a Henry George Kendall, que fue absuelto de todos los cargos en el desastre, continuó navegando y finalizada la guerra, desempeñó diferentes e importantes servicios en tierra con Canadian Pacific. Su último cargo fue el de Superintendente de Marina en Southampton de dicha compañía. Murió en un asilo de ancianos de Londres el 28 de noviembre de 1965, a la edad de 91 años.

El pecio del «Empress of Ireland» se encuentra a 30 millas de Father Point, a 40 metros de profundidad, en buen estado de conservación, por lo que es accesible para los buceadores, algunos de los cuales han actuado como cazadores de tesoros, carentes de sentimientos que les han llevado incluso a sustraer restos humanos como trofeos. Para evitar tales expolios, el lugar del naufragio se ha declarado de importancia histórica y arqueológica, quedando protegido por la Ley de Bienes Culturales de Canadá.

Memorial a las víctimas erigido en Pointe-au-Père

Se han erigido varios monumentos dedicados a la memoria  de pasajeros y tripulantes, muchos de ellos sin identificar, en la carretera costera de Rimouski, así como también otros en Quebec, en los cementerios Monte Hermon y San Patricio respectivamente, por parte de la Canadian Pacific Railway.

Por último, decir que las lecciones adquiridas en la desaparición del «Empress of Ireland» no fueron al parecer suficientes, porque cuarenta años después, durante el hundimiento del trasatlántico italiano «Andrea Doria», abordado por el trasatlántico sueco «Stockholm», se  demostró una vez más que la niebla es más que un reto, a pesar de las últimas tecnologías de la navegación marítima.

(*) Miembro de la Academia Canaria de Ciencias de la Navegación. Ex delegado regional de Compañía Trasatlántica Española.

Fotos: Archivo de Manuel Marrero Álvarez, Bibliothèque et Archives CanadaMcCord Museum y G. Bouchard.