De la mar y los barcos


Garachico: tres siglos para la persecución de un puerto

José Velázquez Méndez (*)

Desde los primeros días del pasado enero de 2009, en el espacio de costa que media entre los acantilados de El Guincho y la ermita de San Roque, bajo las laderas del Batán, a la sombra del Roque de Manta y en el punto conocido por Bahía de las Aguas, se trabaja en la construcción del futuro puerto pesquero, deportivo y recreativo de Garachico.

En un trabajo anterior[1] ya expusimos detenidamente los orígenes del puerto de Garachico. Veíamos como, nada más acabada la conquista de Tenerife (1496), al pie del Real de Daute y aprovechando la rada natural que allí existía, se establecieron mercaderes que comerciaban con los barcos que a ella llegaban, vendiéndoles azúcar, carnes, pieles, quesos y demás, producido en estas partes de la isla; y con los bastimentos que aportaban las naves para los ingenios azucareros, molinos harineros, industrias artesanales, ajuar, ropas y alimentos para los nuevos pobladores. Para las tripulaciones, este puerto reunía, además de buenas condiciones climatológicas, la posibilidad de hacer aguada gratis y adquirir productos frescos producidos en los campos comarcanos.

Todo en esta bahía era trabajo y prosperidad; el dinero fluía y circulaba con facilidad, lo que atrajo a religiosos, alarifes, virtuosos del pincel y del escoplo, aventureros que venían a buscar el camino para América o bien que regresaban de ella; infinidad de artífices de la madera y del metal, venidos de la Península y de la culta Europa, que proporcionaron a las iglesias y conventos bellas imágenes y elegantes retablos y a las señoras adineradas, joyas de gran valor artístico y específico.

Pero la rica y floreciente playa de San Pedro de Daute, conocida en los portulanos como Puerto de Garachico, sufrió su primer varapalo con el aluvión del siglo XVII, año de 1645 y la segunda estocada, con el volcán de principios del siglo siguiente, año de 1706, por el cual el movimiento portuario y el comercio quedó reducido a la mínima expresión.

Desde entonces, desde 1706, Garachico ha tenido como principal objetivo el conseguir un puerto cómodo y atractivo para el tráfico marítimo; que le devuelva, si no todo, sí parte del esplendor y pujanza que en su momento tuvo.

Garachico antes de la erupción volcánica de 1706

1. CAUSAS POR LAS QUE SE ARRUINÓ EL PUERTO

1.1. El Diluvio de San Dámaso

Como es sabido, las principales causas de la destrucción del puerto  natural de Garachico fueron dos: El agua y el fuego.

La primera de las desgracias ocurrió el 11 de diciembre de 1645, festividad del pontífice San Dámaso: la lluvia fue la culpable. Durante varios días había llovido incesantemente sobre las montañas que cercaban la bahía por su parte sur y al no poder las tierras que las recubrían absorber más agua, se convirtieron estas en un mar de lodo, que formando ríos arrastraban lo que encontraba a su paso: piedras, casas, huertas, animales y las personas que vivían en las laderas de los montes y las que habitaban en las cuevas de las márgenes de los dos barrancos que venían a dar al puerto.

Las piedras que descendían por las quebradas de los barrancos y las que rodaban desde las alturas, mandaron a pique más de cuarenta navíos que se encontraban dentro de la ensenada marinera. Todo el material caído y arrastrado dejó cerrado el puerto y cortados los caminos que, por tierra, conducían a Garachico. Más de cien personas murieron, ochenta casas destruidas y cientos de miles de ducados perdidos en daños materiales; fue el saldo que dejó el día de San Dámaso en Garachico.

Garachico desde el volcán naciente

El Cabildo de la Isla, conocedor de la importancia que para la isla tenía el puerto de Garachico, consideró que debía ocuparse en reparar los daños ocasionados por el gran chubasco.

 Trató de poner todos los remedios para dejarlo como estaba, pero la ayuda estatal fue corta y tardía. Se pidió ayuda a los vecinos comarcanos y, como afectado también, al pueblo de Icod:

«Al alcalde y vecinos de Ycode, hallándose este  puerto de Garachico tan arruinado por las avenidas que se han visto y padecido, nos ha puesto la necesidad en la precisa obligación de repararlo, limpiarlo y hacer todos los beneficios que nuestras fuerzas alcanzaren, contribuyendo cada uno con lo que pudiesen dar, y considerando que Vs. Ms., de fijo, son interesados en el comercio de este puerto, por ser el más vecino y el que siempre han usado; nos pone en la obligación de representarles esta necesidad, dándoles cuenta de la obra que tenemos entre manos, para que se sirvan ayudarnos con lo que pudiesen de frutos de la tierra; pues bien conocen vuestras mercedes la conveniencia pública que de esto se sigue. Así esperamos que en este negocio obren con el celo que acostumbran en materia del bien común”. Mayo 19 de 1679. Fdo.: don Jerónimo Ferraz de Carabeo, don Melchor Prieto del Hoyo y don Sebastián Prieto del Hoyo.

Sólo se limpió el fondo de guijarros y algo las riberas de piedras y escombros pero, a pesar de ello, el tráfico comercial continuó, y hasta se proyectó construir un muelle para mejorar los servicios portuarios.

1.2. Un muelle junto al castillo de San Miguel, en la Puntilla.   

Los marinos que visitaban en sus travesías los modernos puertos europeos, sabían de la comodidad que representaba para los pasajeros y mercancías un muelle de atraque para que no tener que desembarcar por la playa, a hombros, a mercancías y personas.

La idea de construir un muelle en Garachico caló entre las autoridades competentes, y así surge la primera noticia.

Nos cuentan las viejas crónicas que el Comandante General de estas islas y Presidente de la Real Audiencia, don Miguel González de Otazo, estuvo en Garachico unos días antes del Incendio de San José (18 al 19 de marzo de 1645), que abrasó más de cien casas de la calle de Abajo y el convento de San Julián. En esta visita y con el acuerdo de los caballeros y vecinos del lugar, determinó hacer un muelle por debajo del castillo de San Miguel, para la entrada y salida de los barcos y de resguardo para los malos tiempos. Nombró a los sargentos mayores don Melchor de Valcárcel y a don Melchor Prieto del Hoyo; a don Gaspar de Ponte Jiménez y a don Cristóbal Cayetano Benítez, caballero de la orden de Calatrava, para que cuidasen de la obra proyectada y pidiesen para ella.

La riqueza de Garachico y la comarca demandó siempre un puerto

Los comisionados por González de Otazo habían prevenido para la obra del muelle mucha piedra de cal, traída del Janubio (Lanzarote), y esquinas desde Los Cristianos, que se pusieron en sitios quemados por el incendio y otros lugares. Cuando vino el volcán en 1706 y corrió hasta la mar, sepultó parte de los sitios en donde estaban los materiales para el muelle, dejando debajo la piedra de cal y las esquinas.

Pasados los años y descubierta la cal y las esquinas, el capitán don Juan García de Acevedo, alcalde mayor de Garachico y de Daute, mandó abrir una información para averiguar la propiedad de los materiales encontrados. Tres ancianos fueron llamados como testigos a declarar y fueron unánimes en sus declaraciones:

«Que se había discurrido hacer un muelle sobre la mar, por debajo del castillo, en donde llaman la Puntilla, para resguardo de los tiempos y seguridad de los barcos grandes y pequeños. Se juntó mucha piedra de cal y esquinas, que se desembarcaron por la dicha puntilla, cuyas rocas se habían aplanado para el efecto, poniéndose los materiales en los sitios de las casas. En las casas del conde de La Gomera se hizo un horno para cocer la cal,, que al igual que las esquinas, son del pueblo” [2].

1.3. El volcán de Trebejo (1706) 

La segunda desgracia la ocasionó el volcán que reventó el 5 de mayo de 1706 sobre Garachico, en un punto cercano al pico de Teide llamado Trebejo. La lava bajó perpendicular al puerto de Garachico y ese mismo día llegaron sus escorias hasta el camino que subía a San Pedro. Por la noche se descolgaron siete arroyos de lava por los riscos de la Atalaya y barranco Hondo, que retiraron el mar e inundaron el puerto, dejando sólo una caleta incómoda para la navegación.

Garachico había tenido en su seno los talleres de todas las artes y oficios necesarios para el fomento de la industria y del comercio. Vio como La Real Hacienda se nutría con la riqueza de su tráfico y se hacía opulenta, y que la mayor parte de las rentas de la Corona en estas Islas, procedían de lo que se trajinaba en su puerto.

Después del volcán emigraron los comerciantes, los artistas, la nobleza y la mayor parte de los hacendados. Ya no volvieron los grandes navíos de transportes y contratación. Sin embargo, en lo que restaba de puerto, se podían recibir algunas embarcaciones, ya que el ancho de la rada es de116 metros, su bocana de 66 y una profundidad de 15, pudiéndose maniobrar cómodamente dentro de ella.

2. INTENTOS DE REHABILIACIÓN Y DINAMIZACIÓN DEL PUERTO DE GARACHICO EN EL SIGLO XIX 

Había transcurrido más de un siglo desde la explosión del volcán y derrame de la lava que inundó y quemo el pueblo de Garachico y su puerto.

Durante la guerra con Gran Bretaña, desde finales de 1804 hasta la mitad de 1808, fueron destruidas por los ingleses casi todas las naves, así de la carrera de América como del cabotaje y pesca de la provincia de Canarias. Pero hecha la paz con Inglaterra, en julio de 1808, se dieron prisa en todas las islas a construir buques, acabando algunos que estaban principiados y carenando otros, los cuales yacían varados por temor de que fondeados los incendiasen los enemigos.

Para reponer los navíos de la Marina Canaria fueron requeridos los más hábiles carpinteros de ribera y teniendo en cuenta que los más diestros y afamados eran los palmeros, muchos fueron llamados a Gran Canaria, al Puerto de la Orotava y al de Garachico, para fabricar las mejores naves: unas destinadas a la pesca de África, otras a viajar a la Península o para  América [3].

Debido a esta circunstancia bélica y restablecida la paz, el periódico Correo de Tenerife, había publicado, el 6 de octubre de 1808:

“El día 22 de agosto de este año de 1808 se echó al agua en el Puerto y playa de Garachico de esta isla un Bergantín de 45 toneladas fabricado allí mismo con el objeto de navegar a América. El 12 de Septiembre del mismo año se botó al agua un Paylabote construido en dicho astillero con dirección a la navegación de Cádiz; y en la primavera próxima se echará al agua otro Buque, que se está concluyendo en el mismo Puerto para navegar en la carrera de Indias. Se trata de construir, muy en breve, otras embarcaciones; lo que indica la comodidad de la playa de Garachico para el astillero, y lo lamentable que es el que la Isla carezca de este Puerto de comercio, que puede contribuir a la felicidad de sus habitantes”.

2.1. La Junta Provincial de Agricultura, Industria y Comercio de Canarias se interesa por viejo el puerto de Garachico

Enrique Pérez, vicepresidente de la Junta, escribe al alcalde de Garachico, el 10 de septiembre de 1863, lamentando que el puerto de Garachico careciera de un desembarcadero que facilitase las operaciones de carga y descarga y que diese impulso al comercio local. Esta junta se propone –dice- elevar a la Reina Isabel II, una reverente exposición en la que se demuestre la necesidad de dotar a ese puerto de las obras marítimas de que carece, como medio de fomentar los ramos de riqueza de una de las más importantes comarcas de la isla de Tenerife; confiando en que estas gestiones harán buen resultado. Agradecía se le facilitara, con la mayor brevedad, una reseña histórica del puerto, de las causas que contribuyeron a su decadencia y de las gestiones que se hubiesen practicado, para que el gobierno de S.M. construya en él las obras que hacen falta; para apoyar la solicitud de la Junta.

Panorámica del sector norte de Garachico

El ayuntamiento no se hizo rogar, hizo acopio de los datos que creyó necesarios y el 28 del mismo mes, contesta a la Junta:

 “Situado Garachico al Norte de esta isla, a las faldas del cerro llamado de Daute, con un puerto perfectamente cómodo y seguro a todos los tiempos, el mayor de todos los conocidos, entonces, en toda la provincia, con una fortaleza [castillo] en la embocadura de su puerto y al centro de todos los pueblos que componían el antiguo partido de Daute. Este lugar atrajo a comerciantes de todas las naciones para ejercer su profesión. La prosperidad que este pueblo experimentó con su gran comercio, desapareció con la erupción del Teide, acaecida el 5 de mayo de 1706, arrojando sobre de él una gran parte de su lava, destruyendo lo mejor de su pueblo y entullando una porción de su magnífico puerto; este acontecimiento hizo disminuir su comercio y a retirarse a la mayoría de sus comerciante. Los vecinos más pudientes hicieron que se reedificasen sus casas y principales edificios, y se reparara en algún tanto el puerto, que había sido obstruido, dejándolo apto para el embarque y desembarque de mercancías. Se ha colocado en el puerto, el pasado año de 1860 [16 de noviembre], un pescante que facilita el desembarque y el embarque de la gran producción de patatas y cebollas, artículos hoy de gran comercio para la América, que se cosechan en esta jurisdicción. Se han sacado las abundantes aguas de las fuentes, que habían sido obstruidas por la erupción de 1706, se han canalizado y dedicado a la agricultura de la comarca. Y por último, alcanzará mayor riqueza con el cultivo y exportación de la cochinilla, de habilitarse el puerto para el comercio con todas las naciones de la América, o por lo menos para Las Antillas españolas, y de esta manera florecerá el comercio en esta isla” [4]

2.2. Exposición enviada a la Reina sobre Garachico y su comarca 

Con la información aportada por el consistorio de Garachico, la mencionada Junta Provincial envía a S. M. la Reina Isabel II un escrito  donde le exponían las excelencias que reunió en tiempos pasados la bahía y principal puerto de la provincia, la opulencia de su comercio y las causas de su declive; haciendo hincapié en la pobreza en que se encontraban actualmente los municipios que integraban la comarca de Daute y particularmente las carencias que afectaban al puerto de Garachico, principal motor que fue del esplendor económico y del que se esperaba el resurgimiento comarcal a través de las exportaciones:

“La circunstancia de hallarse Garachico y pueblos comarcanos distantes de los centros de consumo de la isla de Tenerife, sin carreteras que permitan transportar los frutos con prontitud y economía, les obliga a valerse de los transportes por mar; lo cual ofrece peligros y dificultades después de que la erupción del Teide redujo aquel puerto al estado en que se encuentra. El medio de contribuir eficazmente a fomentar la riqueza de los pueblos que componen el antiguo partido de Daute, es el de ejecutar en el puerto de Garachico las obras que reclama (…), Así se les colocaría en situación de exportar con facilidad y economía los vinos, las sedas, las cochinillas y los demás artículos que se producen allí en abundancia; operándose un cambio favorable en la riqueza de los mismos pueblos; impulsándose a la vez, no solo el comercio; sino también en ramos nacientes de industrias que, como el de la construcción de buques, que promete continuar adquiriendo mayor desarrollo cada día, a favor de la inmediación y bondad de los montes de aquellas partes.

Todas estas consideraciones mueven a la Junta a hacer llegar su voz hasta el trono de V, M. con la petición de que se mande estudiar las obras que reclama el puerto de Garachico, en consonancia con lo dispuesto por Real decreto de 17 de diciembre de 1851 y Reglamento de 30 de enero de 1852, obras que contribuirán eficazmente a fomentar la riqueza de una extensa comarca de Tenerife. El capital que en ello se invierta redituará un crecido interés en el aumento que se operará en la riqueza y en las rentas públicas.

Suplican rendidamente a V. M. de digne mandar que se estudien las obras de que se ha hecho mérito; gracia que no dudan alcanzar (…)” [5]

Cada generación ha sentido la aspiración del puerto de Garachico

2.3. Gacetillas periodísticas relativas al muelle que se había de hacer en el puerto de Garachico 

En El Guanche, periódico que se editaba en Santa Cruz de Tenerife, en la página 2 del viernes 11 de marzo de 1864, dice que ha salido para Garachico una comisión del Cuerpo Facultativo de Ingenieros Civiles de esta provincia, con el fin de llevar a cabo los trabajos de campo necesarios para la formación del anteproyecto del muelle que se ha de construir en aquella localidad. Celebraba el semanario la noticia porque era de reconocida utilidad para la localidad.

El Eco del Comercio, del miércoles 16 de marzo del mismo año, y en su primera página, repite casi exactamente la misma noticia: “El cuerpo de Ingenieros Civiles ha empezado a ocuparse de la formación del anteproyecto del muelle que ha de construirse en Garachico. Plácenos esta disposición”.

El sábado 11 de junio de 1864, el ya mencionado El Guanche, y en su segunda página, comenta: “Por el último correo se ha dirigido a la aprobación de la superioridad el anteproyecto de un muelle de embarque y desembarque para el puerto de Garachico”. Es decir, el anteproyecto estaba terminado.

El Guanche del domingo 19, del mismo mes y año, en su sección “Obras Marítimas”, hace una amplia relación de la historia marítima de Garachico y el acierto de hacerse un muelle en su puerto, para fomentar la exportación de los variados y ricos productos que produce la comarca.

3. FINANCIACIÓN Y PERTRECHOS PARA EL MUELLE

El 10 de diciembre de 1864 se reunieron los miembros del Ayuntamiento, junto con los mayores contribuyentes del municipio, para acordar la aplicación   ciertos arbitrios municipales destinados a recaudar la cantidad de 10.455 reales, cada año y durante 10, para reembolsarlos al Estado y así amortizarle el 50% del importe presupuestado para la obra del desembarcadero del muelle. Se acordó imponerlos sobre la contribución territorial, aumentando su importe un 10%; sobre el pescado salado importado de África y del de la provincia; sobre la cal en piedra y en polvo que se introduce por el embarcadero; sobre la exportación de carbón vegetal y leña; sobre el azúcar que se exporta por el lugar; sobre el cuero, lino, guano y sardinas que se importan, etc.

En los mismos libros de actas, el 12 de enero del año siguiente, la Junta de Agricultura, Industria y Comercio, pide información sobre el lugar donde se había de sacar el  material necesario para la obra de muelle; y el 15 de enero la corporación municipal le detalla:

“La sillería puede extraerse de los batanes, que dista un kilómetro del muelle, es de superior calidad, se trasportará 250 metrosal hombro o parihuelas y el resto de camino, en carros. Para la escollera se encuentran piedras del volumen de una vara cúbica y de más, a 300 metrospor tierra, de buen camino, donde llaman “El Río”, y en el extremo opuesto al muelle, por mar, a la misma distancia, donde llaman Mar del Viento”. 

3.1. La Reina Isabel II manda aprobar el proyecto del muelle 

El Eco del Comercio del miércoles de 30 de octubre de 1867 da la noticia de que, en conformidad con el dictamen emitido por la Junta Consultiva de Caminos, Canales y Puertos, la Reina ha tenido a bien aprobar el proyecto definitivo del muelle para el puerto de Garachico, cuyo presupuesto, para contrata, ascendía a más de 22.044 escudos.

3.2. Duro varapalo  a las aspiraciones de la comarca de Daute

Los vaivenes de la política siempre han “mareado” a Garachico, o por lo menos, siempre con todo lo relacionado con su puerto.

El 18 de abril de 1869 se recoge, en el libro de sesiones, el texto de un oficio enviado por el Gobernador Civil de la provincia a este ayuntamiento, con fecha 27 del mes anterior; en el cual se traslada la orden del Ministerio de Hacienda por la que se suspende la habilitación del puerto de esta localidad para comercializar, medida acordada por la Junta Revolucionaria de 1868, hasta y mientras, no se instruyese el respectivo expediente de conveniencia y utilidad del mismo.

El 2 de agosto de 1874, mientras los republicanos gobernaban en España desde el pasado año, y presidiendo la Corporación don Esteban Ponte; este se dirige a los ediles para hacerles saber que, como ellos sabían, el pueblo estaba atravesando por circunstancias altamente desconsoladoras, creía urgentísimo elevar al señor Ministro de Fomento un atento y razonado escrito, suplicándole mandase sacar a subasta las obras del puerto, cuyo expediente se hallaba paralizado desde 1865.

Diversos factores lastraron el puerto de Garachico

Compartiendo los concejales asistentes los mismos deseos de la presidencia, se acordó exponer al Ministro:

“El ayuntamiento de Garachico, a V. E. respetuosamente expone: que desde octubre de 1865 está definitivamente terminado el expediente de estudio de un pequeño muelle en este puerto, que facilite la exportación de frutos de una porción de pueblos agrícolas situados en una extensa comarca que no tiene otro medio de comunicación, no ya con el extranjero y América, sino con los puertos de consumo dentro de la misma isla, y como por las circunstancias del tesoro y por otras causas que este ayuntamiento considera inútil exponer, no se han expedido hasta ahora las órdenes oportunas para sacar a subasta una obra que está presupuestada en la cantidad de 55.111 pesetas, cuya conveniencia y necesidad están demostradas en el expediente.

Suplicamos a V.E. se sirva mandar que se saquen a pública licitación las obras de este puerto en el más breve plazo posible”. 

El 24 de septiembre de 1876, se recoge en el correspondiente libro de actas un oficio del señor Gobernador Civil de la provincia, donde transcribe la aprobación del Ministro de Fomento al proyecto reformado para la construcción del muelle del puerto, que ascendía a 89.500 pesetas.

El Boletín Oficial de la Provincia de Canarias, página 3, del lunes 13 de noviembre de 1876, en la Sección de Fomento; aparece la subasta de las obras del muelle de Garachico, con las condiciones por las que había de regirse la contrata de las obras, con arreglo al proyecto aprobado.

En el mismo Boletín Oficial, página 4 del viernes 25 de octubre de 1878, se mencionan las fincas afectadas por el puerto de Garachico y sujetas a expropiación.

Las obras de este muelle fueron ejecutadas por contrato y adjudicadas a don Pedro Ravina y Castro, por Real Orden de 12 de agosto de 1876. Se iniciaron el año de 1887 y terminaron en 1879. Una vez acabadas, se notaron en ellas ciertos defectos de importancia, que lejos de obtener el muelle el resultado esperado, imposibilitaba, casi totalmente, las faenas de carga y descarga; por haberse obstruido su fondo con escombros en el punto en que fue  asentada la escollera.

La motonave «Sancho II», junto al pescante

4. EL MUELLE PROYECTADO POR OCHOA BENJUMEA

El diario republicano y autonomista El Progreso, de 3 de diciembre de 1928, da la noticia de que ha sido nombrado director técnico de la Junta de Obras del Puerto de la capital, el joven ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, don José Ochoa y Benjumea, que llegó a Tenerife el 10 del actual para tomar posesión de su nuevo destino. El señor Ochoa Benjumea era sobrino del ministro de Fomento, conde de Guadalhorce.

El 13 de junio 1929, el señor Ochoa Benjumea declaraba a un entrevistador de Gaceta de Tenerife que, de los asuntos gestionados en Madrid, uno de ellos era el de los puertos agregados. Entre ellos estaba el proyecto de ampliación del de Garachico y construcción de un nuevo camino de acceso a él, cuyo expediente estaba en poder del Ministerio de Hacienda, desde donde pasaría en breve al Consejo de Estado; también recomendó el proyecto de construcción del puerto de los Cristianos, el del muelle del Médano y los de San Juan, Icod, Martiánez y Abona.

Gaceta de Tenerife, de 21 de julio (1929) en la Sección “De actualidad Insular”  anunciaba con gruesos caracteres:

“En el Consejo de Ministros celebrado el día 19 y que terminó a las cuatro de la madrugada, se aprobó el expediente de subasta del puerto de Garachico, puerto que desde primero de año depende de la Dirección de la Junta Central de Puertos, como la de otros seis puertos más de alrededor de la isla.

Garachico anhelaba la realización de esta obra, que si bien resuelve el problema de los embarques por aquel puerto, redunda también en beneficio del puerto de Tenerife y de toda la economía insular, porque la habilitación de esos pequeños puertos facilita la comunicación entre los diversos puertos de la isla, abaratando los transportes y por consecuencia, los precios de coste de las exportaciones.

José Ochoa Benjumea

Apenas hace siete meses que este puerto de Garachico ha pasado a depender de la Junta Central de Puertos y ya ha terminado el largo calvario que el proyecto ha  padecido desde su iniciación”.

La misma Gaceta de Tenerife, de 12 de febrero de 1930, en su titular: “La Construcción del Puerto de Garachico”, pregonaba que el domingo 17 darían comienzo en Garachico las obras de construcción de su puerto, cuya subasta le ha sido concedida a la Compañía Hidráulica de Construcciones Civiles; y que en la villa norteña reinaba gran júbilo, celebrando ese día una gran fiesta, a la que se le pensaba dar el mayor realce posible, para agradecer el proyecto de la obra del ingeniero señor Ochoa, a quien el pueblo de Garachico le estaba muy agradecido.

En ese mismo periódico, el 22 del mismo mes, se leía, “Pasado mañana, lunes 24, se inauguran las obras de ampliación del puerto de Garachico”. Insistiendo en que se daría una gran fiesta y asistiría, en representación del citado periódico, el señor Rodríguez Benítez.

Y el martes 25, en la misma Gaceta, “Una aspiración cumplida”, donde en la reseña afirmaba que la máxima aspiración, todos los anhelos de Garachico y su deseo secular, fue siempre la ampliación y reforma de su actual puerto. Inmensa gratitud imperecedera –afirmaba- al paladín esforzado de estas obras, de su verdadero brazo derecho, el nunca bien loado, el competente y prestigioso ingeniero don José Ochoa Benjumea, que apenas encargado de este puerto, enseguida puso todo su cariño y su gran capacidad de trabajo en esta obra. y a quien Garachico considera como un predilecto hijo suyo.

Asistieron algunas autoridades provinciales, todas las locales y también de algunos pueblos vecinos, además de representantes de la prensa tinerfeña. Al acto de la bendición y colocación de la primera piedra asistió el párroco de Santa Ana, señor Hernández Quesada, auxiliado por el de la parroquia de San Pedro. La colocación de la piedra se realizó echando una palada de cal el señor Ochoa, otra el alcalde señor Soler y otra el representante de la compañía rematadora, señor Calera.

A continuación hizo uso de la palabra el prestigioso literato don José M. Benítez Toledo, pronunciando un elocuente discurso. En el acto hizo uso de la palabra el abogado, hijo de este pueblo, don Benigno Mascareño, para congratularse de esta mejora tan importante. 

5. HOMENAJE A JOSÉ OCHOA BENJUMEA EN GARACHICO

Puntual como siempre, la Gaceta de Tenerife de 22 de mayo de 1931, recoge en su página primera el merecido homenaje que en honor del señor Ochoa y Benjumea se celebraría en Garachico, donde y en un acto público se le nombraría Hijo Adoptivo de la localidad por sus relevantes méritos, por las gestiones y trabajos que ejecutó en pro del progreso moral y material del puerto de la mencionada Villa.

Desconocemos las causas, suponemos que políticas, pero el acto de homenaje a Ochoa Benjumea no se realizó en la fecha indicada y, con fecha 21 de octubre de 1931 y por acuerdo plenario, el Ayuntamiento  le suspendió del título de Hijo Adoptivo de Garachico.

Diploma de gratitud de Garachico a José Ochoa Benjumea

El alcalde y ediles que en su momento lo eran de Garachico, quizá por cortesía, le hicieron llegar el diploma que habían confeccionada para el relevante agasajo, obra del artista lagunero Pedro Guezala García (1896-1960), consistente en un artístico pergamino bordeado de una preciosa y matizada greca, donde y en el centro del borde superior campeaba el entonces escudo de la Villa y en los laterales dos estampas: una del futuro muelle y el de una mujer, de espaldas, y con una piña de plátanos a la cabeza. En el centro del pergamino y en preciosa letra gótica se podía leer: 

“El Ilustre Ayuntamiento de la Villa y Puerto de Garachico, a propuesta de su Comisión Municipal permanente, y teniendo en cuanta los relevantes servicios que en interés del engrandecimiento de esta localidad ha prestado y sigue prestando el culto, honorable y prestigioso ingeniero D. José Ochoa y Benjumea, acordó por unanimidad, en sesión celebrada el día 24 de Diciembre de 1930, nombrarle hijo adoptivo de la misma en señal de imperecedera gratitud y prueba de reconocimiento a su tan beneficiosa labor. Y para que conste y le sirva de satisfacción le extendemos el presente Título en Garachico a 19 de Febrero de 1931. El Alcalde: José Soler. El Secretario: Nicolás Redesilla” [6].

En la misma sesión del 24 de diciembre, se le dedicó una calle a don José Ochoa Benjumea, la misma calle que hoy está rotulada con el nombre de “La Marina”, y que nunca se le fijó la cartela con su nombre.

El 9 de octubre de 1931, en Gaceta de Tenerife, podemos leer en la sección “Los Puertos Menores de Tenerife. Garachico”:

“El proyecto que estaba construyéndose ha sido modificado, sin aumento alguno en el presupuesto aprobado, en el sentido de obtener sobre aquel  las siguientes ventajas: mejorar la orientación de la línea de atraque; facilitar y hacer más económica la unión del muro de muelle con la baja que cierra al Norte la caleta; aumentar en cincuenta metros cuadrados el muelle; dar a los bloques resistencia bastante a soportar sin fragmentarse en su lanzamiento; sustituir el firme ordinario previsto para el camino de servicio por adoquinado sobre cimiento de hormigón; adelantar un año la terminación de las obras”.

6. UN NUEVO PUERTO PARA GARACHICO

6.1. Antecedentes y objeto del proyecto

El primer proyecto de un nuevo puerto en la costa de Garachico aparece en 1980, y su emplazamiento ya se sitúa en la Bahía de Las Aguas tras desecharse una primera idea inicial (1978), de acometer las obras en el lugar del viejo refugio. El motivo del nuevo emplazamiento fue el de asegurar futuros proyectos de ampliación de las instalaciones que inicialmente de preveían, de tal forma que fueran compatibles con una primera instalación de un refugio pesquero, como el que se recogía en dicho proyecto.

Debido a diversos problemas durante la ejecución de las obras, ésas se suspenden a principios de 1983, dejando en su lugar restos del arranque del dique de abrigo, bloques de hormigón en la escollera de protección y un muro espaldón que con el tiempo ha sido prácticamente tumbado por el oleaje.

Adolfo Suárez, presidente del Gobierno, visita Garachico

En 1990 encontramos el Estudio Previo de Puerto Deportivo Comercial y Turístico en Garachico, Tenerife, en el que se retoma el interés por el proyecto del nuevo puerto junto a la Playa de las Aguas, unos pocos cientos de metros al Este del casco de Garachico.

En 1998 se redacta el Estudio de Viabilidad de un Puerto de Refugio en Garachico. La ubicación sigue siendo la ya señalada en la zona de la Bahía de las Aguas.

Finalmente, en mayo de 1999 se publica en BOE el concurso para la Asistencia Técnica para la Redacción del Proyecto de Puertos en la Villa de Garachico, en la isla de Tenerife. El contrato se adjudica a UTE Teno Ingenieros, S. L. – Alatec Ingenieros Consultores y Arquitectos, S. A., firmándose el contrato en noviembre del mismo año.

6.2. Descripción de la planta del nuevo puerto 

En el plano de planta general se aprecia claramente que el presente puerto está constituido básicamente  por un dique de abrigo de casi600 m. de longitud y un contradique de algo más de130 m.

En el interior del área abrigada se disponen dos dársenas (deportiva y pesquera, separadas por un dique central de100 m. aproximadamente. Adosados al dique de abrigo se sitúan los atraques de las embarcaciones mayores, como son las pesqueras, embarcaciones para uso turístico y atraque de ferry con rampa ro-ro.

Proyecto definitivo del puerto de Las Aguas

El proyecto es obra del ingeniero Ricardo Sánchez García

En la dársena deportiva de casi 20.000 m2 se sitúan 161 atraques para embarcaciones de esloras de 8 a15 metros, pudiéndose colocar en la parte exterior de los pantalanes más cercanos al dique embarcaciones con mayores esloras.

En la dársena pesquera, con 9.500 m2 se emplaza un pantalán para las pequeñas falúas de pesca (40 unidades), y se disponen asimismo tres muelles de 230 m. de longitud en total: 70 m para muelle de carga y descarga y 160 m para 29 atraques de los barcos mayores.

Las superficies para explanadas portuarias, que quedan a expensas de su proyecto de ordenación y urbanización, es de más de 32.000 m2.   Se ha previsto un vial y paseo peatonal por el dique, así como la disposición y diseño del mobiliario urbano e iluminación de las zonas portuarias.

(*) Cronista Oficial de Garachico

Fotos: FEDAC y archivo de José Velázquez Méndez

FUENTES DOCUMENTALES


[1] VELÁZQUEZ MÉNDEZ, José. «La Villa y Puerto de Garachico». En Crónicas de Canarias, 2005.

2 ARCHIVO PROVINCIAL DE  TENERIFE. Legajo 2.438, 3 de noviembre 1738.

3 «EL TIME». Periódico de Santa Cruz de La Palma, análisis hecho con retrospectiva el 16-08-1863.

4 ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE GARACHICO. Libro de Actas.

5 Ídem. Fondo Histórico. Cuadernillo 27/1. Copia enviada por la Junta el Ayuntamiento de Garachico, fechada el 20-10-1863.

6 El pergamino del diploma se encuentra en poder de los herederos de Ochoa quienes me han proporcionado una copia, “on line” de él.

ARCHIVOS CONSULTADOS

Archivo General Militar de Segovia. Planos y mapas

Archivo de la Universidad de La Laguna, en Guajara (Hemeroteca)

Archivo Histórico Provincial de Tenerife. Protocolos notariales

Archivo Histórico Municipal de la Villa y Puerto de Garachico


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