De la mar y los barcos


Desguace del buque frigorífico cubano “Escambray” (1991-1996)

Juan Carlos Díaz Lorenzo

Los últimos buques construidos en España para la Marina Mercante de Cuba fueron tres frigoríficos y dos gaseros que recibieron los nombres de “Viñales”, Yumurí” y “Escambray” los primeros y “María Cristina Giralt” y “Lourdes Giralt” los últimos.  Con ellos se cerró un ciclo que duró tres décadas, en las que la industria naval española suministró al Gobierno cubano un importante número de barcos de diversos tipos para su explotación por la Empresa de Navegación Mambisa, Navecaribe y Flota Cubana de Pesca.

El buque "Frucuba" reparando en Bilbao

Al triunfo de la revolución cubana, la Marina Mercante del país caribeño disponía de dos buques frigoríficos llamados “Frucuba” y “Fundador”, que habían sido comprados en 1957 de segunda mano, aunque eran barcos en buen estado, con sólo dos años de uso. A partir de 1961, cuando se produjo la reorganización de la flota en tiempos de Andrés González Lines, se potenciaron diversos tráficos y, entre ellos, el frigorífico, lo que motivó la necesidad de incrementar el número de este tipo de unidades para favorecer la exportación de cítricos, cárnicos y mariscos, destinados preferentemente al mercado europeo.

El buque "La Lima" enarboló bandera cubana en 1966

En 1966 se compró el buque “La Lima”, construido en Dinamarca en 1959 y en el citado año entraron en servicio otras dos unidades de factura española, contratados en Astilleros de Palma y en la factoría gaditana de la Sociedad Española de Construcción Naval, bautizados con los nombres de “Las Mercedes” y “Minas del Frío”. El proyecto de estos buques era una repetición de los cuatro gemelos construidos para PESCANOVA y bautizados con los nombres de las provincias gallegas.

El buque "Minas del Frío", en Santa Cruz de Tenerife

La Empresa de Navegación Mambisa -fundada en 1961- adquirió en 1972 el buque “Frimaro”, ex “Frimar”, construido en 1966 en Unión Naval de Levante (Valencia) y en 1975 y 1976 recibió los buques “Batalla de Santa Clara” y “Batalla de Yaguajay”, construidos en Uusikaupunki (Finlandia). En 1985, de segunda mano, se compraron a Naviera Insular Frigorífica los buques “Gran Piedra”, ex “Guiard” y “Minas del Frío”, ex “Barrueta”, construidos en 1982 en los astilleros Juliana, en Gijón. El segundo de los citados tomó el nombre del anterior, destruido por un incendio el 26 de julio de 1981 –fecha emblemática de la revolución cubana, aniversario del asalto al cuartel Moncada-, cuando se encontraba en aguas del puerto de La Habana.

El segundo "Minas del Frío", ex "Barrueta"

La flota frigorífica tenía otros exponentes de nivel en los transportes de Flota Cubana de Pesca, caso de los gemelos construidos en 1974 en astilleros italianos –“Océano Pacífico” y “Océano Indico”- y los cinco buques japoneses entregados entre 1974 y 1978, llamados “Océano Atlántico”, “Océano Ártico”, “Golfo de Batabanó”, “Golfo de Guacanayabo” y “Golfo de Guanahacabibes”. Por entonces también estaba a su servicio el buque “Océano Antártico”, construido en 1949 en astillero danés e incorporado en 1969.

A finales de la década de los años ochenta, el Gobierno de Cuba autorizó la construcción de tres nuevos buques frigoríficos, que fueron contratados a través de Naviera Castellana en los astilleros de la S.A. Juliana Constructora Gijonesa y entraron en servicio en julio y diciembre de 1990 y marzo de 1991 bautizados con los nombres de “Viñales”, “Yumurí” y Escambray”, siendo entregados a la Empresa de Navegación Mambisa en régimen de alquiler con opción a compra.

El buque "Yumurí", atracado en Las Palmas de Gran Canaria

De 4.190 toneladas brutas, 2.006 toneladas netas y 4.600 toneladas de peso muerto, miden 105,35 m de eslora total, 16 m de manga, 9,60 m de puntal y 6,90 m de calado máximo. Compartimentados en cuatro bodegas y ocho secciones frigoríficas con capacidad para 199.618 pies cúbicos, asistidas por tres grúas de cinco toneladas de izada cada una, también pueden cargar 20 TEUS ó 6 FEU + 8 TEU. Propulsados por un motor MAN B & W, con una potencia de 4.557 caballos sobre un eje y una velocidad de 14,5 nudos.

Casi cinco años después, en pleno declive de la Marina Mercante cubana y ante el impago de las hipotecas navales, consecuencia de las dificultades financieras y la discutible gestión naviera, Naviera Castellana, como propietaria legal, gestionó la recuperación de los tres buques frigoríficos.

El buque "Escambray", en su última etapa, con el nombre de "Antigua"

Naviera Castellana lo vendió en 1996 a Seatrade Groningen NV

Los tres primeros fueron devueltos en junio de 1995, enero y febrero de 1996 y durante un breve periodo de tiempo navegaron con los nombres de “Segovia”, “Salamanca” y “Soria”. A mediados de 1996 fueron vendidos a la compañía Seatrade Groningen B.V., siendo abanderados en las Antillas Holandesas y rebautizados con los nuevos nombres de “Aruba”, “Antilla” y “Antigua”.

De los citados, el último de ellos se ha ido de la mar para siempre hace unos meses. Por lo que leemos en Marine News, el 15 de julio de 2011 arribó a Alang (India) y poco después dieron comienzo los trabajos de desguace. Sus dos gemelos siguen navegando en tráficos internacionales del gigante mundial del transporte frigorífico.

Proceso similar se repitió con los buques gaseros “Lourdes Giralt” y “María Cristina Giralt”, con capacidad para 1.610 metros cúbicos y dedicados al transporte de amoníaco, butano y propano. Entregados en junio y noviembre de 1990 a Navecaribe, debido al impago de los compromisos contractuales con el astillero fueron recuperados por Naviera Castellana y renombrados provisionalmente “Ávila” y “Arévalo”.

En 1997 y 1996 fueron vendidos a EXMAR (una filial de CMB) y Nanjing Changjiang LPG Transportation & Trade Co. Ltd. y rebautizados “Lady Eline” y “Xiang Shun”, respectivamente. El primero fue desguazado en septiembre de 2003 y el segundo sigue en servicio.

Fotos: Teodoro Diedrich / Andimar, Michael Neidig, Gianpaolo, Juan Carlos Díaz Lorenzo, Sim Moes y Juan B (shipspotting.com)



Desguace del buque cubano “Bahía de Manzanillo” (1985-1993), primero de la serie “San Mamés”

Juan Carlos Díaz Lorenzo

Van a cumplirse dos años del desguace del buque Thor Star, que se fue de la mar para siempre con 23 años de vida marinera. En su última etapa enarboló bandera tailandesa y la contraseña de la sociedad Thor Star Shipping Co. Ltd., una de las empresas de Thoresen & Co., con sede en Bangkok. El 10 de febrero de 2009 arribó a Chittagong (Bangladesh) y cuatro días después fue varado en la playa y comenzó su desmantelamiento.

Revisando su historial, vemos que se trata del buque Bahía de Manzanillo, primero de los ocho cargueros polivalentes de la denominada serie San Mamés, construidos para la Empresa de Navegación Mambisa. La carga de trabajo se repartió entre las factorías de Astilleros Españoles en Sestao (cinco) y Sevilla (tres) y los ocho buques fueron entregados en el plazo de un año a partir de diciembre de 1985, fecha en la que entró en servicio, precisamente, el barco de esta historia.

Los nuevos buques recibieron nombres de hermosas bahías de la geografía cubana: Bahía de Manzanillo, Bahía de Puerto Padre (enero de 1986), Bahía de Santiago de Cuba (marzo de 1986), Bahía de Cienfuegos (abril de 1986), Bahía de Nuevitas (junio de 1986), Bahía de La Habana (julio de 1986), Bahía de Cárdenas (noviembre de 1986) y Bahía Honda (diciembre de 1986). En el astillero sevillano fueron construidos los buques Bahía de Manzanillo, Bahía de Santiago de Cuba y Bahía de Nuevitas y los restantes en las gradas de Bilbao.

Fue un contrato importante para AESA, de un lote de buques destinados a la exportación, entregados a través de Naviera Castellana y arrendados con opción a compra. En esta etapa, otros astilleros españoles construyeron también algunos barcos para la Marina Mercante cubana, caso de los butaneros Lourdes Giralt y María Cristina Giralt, los frigoríficos Yumurí, Viñales y Escambray y, de segunda mano, los frigoríficos Gran Piedra (ex Guiard) y  Minas del Frío (ex Barrueta), todos ellos construidos en los astilleros S.A. Juliana, en Gijón.

Estos fueron los últimos barcos de construcción española que han enarbolado la bandera cubana. Cuando el declive de la Marina Mercante revolucionaria era patente, los ocho buques de la serie San Mamés y los buques frigoríficos fueron intervenidos por impago de los créditos concedidos, logrando, después de intensas gestiones, su devolución a Naviera Castellana, que, a su vez, los revendió a otros armadores.

Varios barcos de la serie San Mamés protagonizaron incidentes de cierta relevancia, aunque el caso más notorio fue el del buque Bahía de La Habana, detenido durante un año en Montreal (Canadá) por una deuda de otra empresa estatal cubana, cuyo embargo se levantó después del pago correspondiente, así como una colisión en la maniobra de salida del puerto de Bilbao.

"Thor Star", ex "Bahía de Manzanillo", en aguas de Tailandia

El citado buque, visto por la banda de estribor

Construcción número 266 de la factoría sevillana, fue botado el 8 de febrero de 1985 y entregado el 27 de diciembre de ese mismo año. De 10.572 toneladas brutas, 6.571 toneladas netas y 16.248 toneladas de peso muerto, medía 148,72 metros de eslora total –137,78 entre perpendiculares-, 22 de manga, 12,81 de puntal y 9,39 de calado máximo. En cuanto a capacidades, en cinco bodegas podía cargar 22.794 metros cúbicos de grano ó 20.791 metros cúbicos en balas ó 519 TEUS: 357 TEUS en bodegas y 162 sobre cubierta. También disponía de cuatro grúas para las operaciones de carga y/o descarga y estaba propulsado por un motor Burmeister & Wain 7L45GB, con una potencia de 7.423 caballos sobre un eje y una velocidad de 14 nudos. Código IMO 8311364.

En relación a los motores de los buques de la serie San Mamés, el ingeniero cubano Carlos Muñoz (www.circulonaval.com) escribe que “es práctica usual de las compañías navieras la discusión de especificaciones de construcción de los buques con los astilleros. Dentro de ello, está lo que a mi modo de ver, es decisivo, la lista de marcas del equipamiento. A fines de la década de los setenta, los principales constructores de motores propulsores (MAN-B&W y Sulzer) se encontraban enfrascados en la creación de nuevos motores más eficientes y económicos, de ahí surgen varios modelos de BW (GF, GFC, GFCAA) y Sulzer (RLB) todos eran motores experimentales con cambios radicales en tecnología”.

“La máquina elegida para los buques de la serie San Mamés 7L45GF presentó un problema totalmente inusual: el cigüeñal hacia flexiones transversales y ocasionaba daños a los cojinetes de apoyo superiores. Presentó también desgastes rápidos en camisas, producto de la muy baja dosificación de aceite de cilindros indicada por B&W (esto fue puro gancho comercial). Costó muchas discusiones con AESA la solución de estos problemas, más tiempos de operaciones perdidos”.

“Las grúas de carga eran de pésima calidad y de fabricante desconocido en el mundo de construcción naval. Vale señalar que dos refrigerados comprados también a España (Gran Piedra y Minas del Frío) también traían estas máquinas (5K45GFCA) y aunque fueron otros los problemas, también dieron mucho que hacer”.

“Note el lector que hubo pocos problemas de casco en todos estos buques, pero si muy serios en el equipamiento en los buques posteriores a 1978. Me pregunto si ayudó España al gobierno de Cuba, o por el contrario, ayudó nuestro pobre país al surgimiento y fortalecimiento de la industria española, inexistente durante el franquismo y tratando de nacer después de 1976”.

El buque "Bahía de Cárdenas", en su etapa cubana

Por su parte, Esteban Casañas Lostal, oficial de la Marina mercante cubana residente en Canadá, matiza el asunto de los buques de la serie San Mamés y dice que “he leído con algo de sorpresa la ponencia ofrecida en el foro con relación a los buques San Mamés fabricados en Bilbao, España.  Navegué durante más de un año como primer oficial del buque Bahía de Cienfuegos y trabajé en los buques Bahía de La Habana y Bahía de Manzanillo. En estos dos últimos por períodos cortos de tiempo y atracados en La Habana”.

“Yo fui el que confeccionó la lista de defectos de construcción para su reparación de garantía realizada en el dique del pueblo Astillero, muy próximo a Santander. Como nota sobresaliente por la parte correspondiente a cubierta y cámara, se destaca las deformaciones sufridas en los mamparos interiores de la superestructura por utilizarse un material nuevo. No recuerdo exactamente si era a base de giro a prueba de incendios”.

“Con relación al comentario que se hace sobre las grúas electro-hidráulicas, el defecto observado luego de todas las dificultades que presentó durante el proceso de explotación fue el siguiente: todas las grúas fueron guarnidas con un cable de corchado contrario al indicado por el fabricante. Por esas razones, la mayoría de los cables comenzaban a descorcharse en los puntos finales donde eran firmes a las mencionadas grúas. Conclusión, este problema pudo evitarse con una buena supervisión durante el proceso de construcción por parte del personal que representaba a la compañía armadora y por parte de la oficialidad a cargo de recibir a los mencionados buques, los cuales arribaron a Bilbao con tiempo de antelación para realizar esas funciones. Pero ese personal se ocupó mucho más de recibir sus dietas diarias y otras especies de sobornos propias del giro. No creo sea responsabilidad del fabricante, negligencia existió por parte del astillero y del personal enviado por Mambisa”.

“Las averías que se producían en ellas era común a cualquier grúa hidráulica, mangueras reventadas luego de un excesivo uso y explotación de las mismas. Téngase en cuenta que en la isla y otros países subdesarrollados, las operaciones de carga-descarga se realizan con los medios del buque. Ese mismo problema con las mangueras se observó en el sistema de cierre y aperturas de escotillas. Algo muy normal si se entiende que las mismas se encontraban en contacto directo con el agua de mar durante las navegaciones y el castigo de todas las influencias del tiempo. Sólo después de un año y medio después de iniciadas sus explotaciones, aquellos barcos comenzaron a plantear esos problemas. La situación se tornó crítica porque Mambisa no se ocupó de comprar un ‘stock’ de esas mangueras de repuesto, eso no es culpa del barco.  Con relación a la máquina principal sólo puedo decirte que no tuve problemas durante el tiempo navegado en aquel buque con dos vueltas al mundo, es muy probable que todo haya ocurrido después de mi deserción”.

Buque "Thor Sailor", ex "Bahía de Santiago de Cuba"

“Ahora bien, en mi modesta opinión, tuve la oportunidad de explotar al buque en las condiciones para las que fuera diseñado, carga, granos y contenedores, en todos los casos fue muy eficiente. ¿Pero qué sucede en Cuba con cualquier barco? No le daban el mantenimiento adecuado en su tiempo recomendado por el constructor, hablemos de casco, máquinas, arboladura, etc. Luego, los problemas se resolvían canibalizando a otros buques de la misma especie. O sea, iban hasta Nuevitas a sacarle el motor del molinete a un barco que estaba de salida y aquel se quedaba esperando por la llegada de otra nave similar; esta fue una práctica realizada durante toda la existencia de esa flota. Hay que sumar la mala operación y explotación por impericia”.

“Todo el mundo sabe que mucha gente fue ascendida por su incondicionalidad política sin tenerse en cuenta sus conocimientos técnicos. Es indudable que todos esos depredadores le causaron mucho daño a la flota durante todos esos años, no eran los barcos los malos o los buenos, era la gente que los explotaba. Porque si de verdad queremos hablar de barcos malos, ese primer lugar no hay quien se lo dispute a los Dniepper de fabricación rusa. Buques de 162 metros de eslora, un desplazamiento en rosca altísimo y poca capacidad de carga, unas 12.600 toneladas. Altos consumidores de combustibles, unas 30 toneladas diarias a velocidad económica. Un sistema de izaje y apertura complicadísimo y de una tecnología atrasadísima en el puente. Estos si eran barcos malos de verdad, extremadamente complejos a la hora de los cálculos de estabilidad”.

“Los últimos buques adquiridos en España fueron bajo contratos de arrendamientos con opción de compra. Es lógico que al existir incumplimientos de pagos todas esas naves, que en su mayoría pertenecían a Castellana S.A., se perdieran”.

En 1993 el buque Bahía de Manzanillo cambió de bandera y fue rebautizado Manzavik, tratando con ello de evitar posibles embargos por las deudas contraídas por la flota de la Marina Mercante cubana. En 1996, en unión de otros buques de la serie y de los frigoríficos de la clase Yumurí, fueron devueltos por impago a Naviera Castellana y el buque de esta historia ostentó el nombre de Berceo, siendo vendido unos meses después, en 1997, a la citada Thor Star Shipping Co. Ltd. y rebautizado Thor Star. Otros doce años de singladuras le quedaban entonces por la proa, operando habitualmente en áreas del Lejano Oriente.

Fotos: Geir Vinnes, Bunts y Knut Helge Schistad (www.shipspotting.com)